
La vida
El
entender lo que la Biblia
dice acerca de la creación del ser humano nos facilitará la comprensión del
misterio de la muerte. .
Dios en su inmenso amor por el hombre nos explica en sus Sagradas Escrituras, que la vida es la asociación armoniosa de dos elementos: el polvo de la tierra y el aliento o soplo de vida, proveniente de Dios.
Dios en su inmenso amor por el hombre nos explica en sus Sagradas Escrituras, que la vida es la asociación armoniosa de dos elementos: el polvo de la tierra y el aliento o soplo de vida, proveniente de Dios.
Nota: La Biblia nos declara que el aliento de vida
es llamado también “espíritu”
“Porque
como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está
muerta”. (Santiago
2:26).
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del
polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un
alma viviente”. (Génesis 2:7).
polvo
de la tierra+ aliento de vida= alma viviente
Nota: La mayoría se sorprende al leer esta frase, a
menudo traducida como “alma viviente”.
(Del Hebreo néfesh hayyáh. Hayyáh significa
“vida” y néfesh significa
“criatura”). Es la misma que se usa en la Biblia para describir a los peces y
aves, y otros seres que se mueven. En un sentido puramente físico, el hombre
(varón y hembra) está vinculado con las demás vidas que existen sobre la tierra. Y, por supuesto,
vemos esto en el sentido de que, como los demás seres vivos sobre la tierra;
necesitamos ciertos elementos físicos para mantenernos vivos.
Aunque la Biblia usa la palabra néfesh en diversas formas, denotando
diferentes ideas (persona, ser, vida, o yo), nunca significa en el Antiguo
Testamento la idea popular de una entidad inmortal consciente y separada que
puede existir fuera del cuerpo.
La Biblia no dice que tenemos un alma o
espíritu independiente del cuerpo; sino que declara que somos un ser viviente
como resultado de la armoniosa relación del polvo mas el aliento.
La
muerte
La
muerte es lo inverso o contrario a la vida; el polvo vuelve a la tierra y el
aliento de vida o principio vital impartido por
Dios, regresa a él que lo ha dado.
“y el polvo vuelva a la tierra como era, y el espíritu vuelve a Dios que lo dio”. (Eclesiastés 12:7).
“y el polvo vuelva a la tierra como era, y el espíritu vuelve a Dios que lo dio”. (Eclesiastés 12:7).
polvo
de la tierra- aliento de vida= difunto
La Biblia nos declara que la muerte se
produce al desligarse la unión de los
dos elementos que componen la vida y que sin duda cada uno vuelve al lugar de
donde provino.
Dios había colocado al hombre en
medio del huerto de Edén, con todas las cosas que necesitaba para su felicidad.
Sin embargo, el disfrute de la felicidad y la eternidad del hombre estaba
condicionado a la obediencia. Por el contrario la desobediencia a la orden de
Dios, atraería la muerte como consecuencia. Fue el pecado o desobediencia, la
causa del origen de la muerte.
“Y mando Jehová Dios
al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la
ciencia del bien y el mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás”. (Génesis
2:16,17).
Cada
persona que existe en esta tierra, como ser pecador o desobediente a la ley de
Dios, enfrenta como resultado, la experiencia de la muerte. La Biblia
dice que: “todos pecaron” (Romanos
3:23; 5:12), por lo tanto, todos los seres humanos deben recibir como pago, la
muerte.
“Porque la paga del
pecado es muerte, mas la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús nuestro
Señor”. (Romanos 6:23).
“El alma que pecare
esa morirá”. (Ezequiel 18:4).
Nota:
Alma:
Del
hebreo generalmente nefesh, que
significa, "aliento", "persona", "vida",
"emociones", "apetitos" [del verbo nâfash,
"respirar"]; también del griego
psuje, que significa
"aliento", "vida", "principio de vida",
"criatura viviente", "persona", "sentimientos",
"afectos".
Los términos así traducidos tienen diversos
significados. La primera vez que aparece
(Gn. 2:7), nefesh designa al hombre, quien llegó a la existencia cuando la
divina chispa de vida tocó y animó su cuerpo físico formado del polvo de la tierra.
En forma similar, una nueva alma llega a existir cada
vez que nace un niño; cada "alma" llega a ser una nueva unidad de
vida, singularmente diferente y separada de todas las otras formas
similares. Esta cualidad de la
individualidad de cada ser viviente, que la diferencia como una entidad
singular, parece ser la idea destacada por el término nefesh. Cuando se usa en este sentido, nefesh no es
una parte de la persona; es la persona y, en muchos casos, se traduce como
"persona" (Gn. 14:21; Ex. 16:16; Lv. 11:43, 44; Dt. 10:22; etc; cf
Sal. 3:2, literalmente "de mi nefesh ") o alguna forma que incluya la
idea de "sí mismo" (Job 32:2; Is. 46:2; Jer. 37:9; etc.). Por otro lado, expresiones como "mi
alma", "tu alma", "su alma", etc., generalmente son
formas de los pronombres "yo", "mi", "tú", etc.
(Gn. 12:13; Lv. 16:29, 31; Jos. 23:11, 14; Sal. 25:20; Jer. 20:13; etc.).
En más de 85 casos la RVR traduce nefesh como
"vida" (Gn. 9:4, 5; 1 S. 19:5; Job 2:4, 6; Sal. 31:13; etc.). A menudo nefesh se refiere a los deseos, los
apetitos o las pasiones (Dt. 23:24, literalmente "saciar tu nefesh";
Pr. 23:2, literalmente "si eres nefesh dado al apetito"; Ec. 6:7,
literalmente "el deseo de su nefesh no se sacia"). Se puede referir a la sede de los afectos
(Gn. 34:3; Cnt. 1:7; etc.), y a veces representa la parte volitiva del hombre
(Dt. 23:24, "hasta tu nefesh"; Sal. 105:22, "como su nefesh lo
quisiese"; Jer. 34:16). En Números.
31:19 se dice que el nefesh (traducido "persona") puede ser muerto, y
en Jueses. 16:30 (traducido "yo") el nefesh muere. En Números. 5:2 y 9:6 ("muerto")
nefesh se refiere a cadáveres (cf Lv. 19:28;
Nm. 9:7,10).
En el Nuevo Testamento el uso de la palabra
griega psuje es similar al de nefesh
en el Antiguo Testamento: es tanto la vida animal como la vida humana (Ap.
16:3). En la RVR se ha traducido 32
veces sencillamente por "vida" o "vidas" (Mt. 6:25; 16:25;
Lc. 12:22, 23; etc.). En algunos casos se la usa para indicar "personas"
(Hch. 2:41, 42; 7:14; Ro. 2:9; 1 P. 3:20; etc.). En otros casos se refiere a
las emociones (Mr. 14:34; Lc. 2:35), a la mente (Hch. 14:2, 22; Fil. 1:27) o al
corazón (Ef. 6:6).
¿A
dónde van los muertos?
La Biblia nos dice, que los muertos van al
sepulcro, donde dormirán hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.
“David que murió y fue sepultado y su
sepulcro esta con nosotros hasta hoy día...
porque David no subió a los cielos...” (Hechos
2:29, 34).
Es evidente que en este pasaje se esta
hablando del Rey David uno de los escritores de los Salmos; un ser humano que
encontró gracia por guardar los
mandamientos y estatutos del Creador y
que aún espera en el sepulcro a que venga Jesús a darle su recompensa como lo
ha prometido.
El
estado de los muertos
“Dicho esto, les dijo después: nuestro
amigo Lázaro duerme; mas voy para
despertarle. Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. Pero
Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y
ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. Entonces Jesús. Les
dijo claramente: Lázaro ha muerto”. (Juan 11:11-14).
La palabra duerme nos expresa
inconciencia; donde el que ha muerto se
“desconecta” de todo lo que lo rodea.
“Porque
los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen
mas paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia
fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.”
(Eclesiastés 9:5,6).
(Eclesiastés 9:5,6).
La muerte es un estado de inconciencia
profunda, donde los muertos no saben nada; ni siquiera saben que están
muertos...
¿Podemos
comunicarnos con los muertos?
Cuando una persona muere se quiebra la
unión armoniosa que mantenían el polvo de la tierra y el aliento de vida,
desapareciendo la vida conciente. Por eso es imposible que aparezcan o se
comuniquen los muertos.
Las
Sagradas Escrituras declaran que ellos no pueden volver a sus casas “Como la nube se desvanece y se va, así el
que desciende al Seol no subirá; no volverá mas a su casa, ni su lugar le
conocerá mas” (.Job 7:9,10).
No
sufren ni disfrutan. “También su amor y su odio y su envidia
fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.” (Eclesiastés
9:6).
No
trabajan. “Todo lo que te viniese a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas;
porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni
sabiduría”. (Eclesiastés 9:10).
No
pueden aprender. “Porque el sepulcro no te
exaltara, ni te alabara la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperaran
tu verdad”. (Isaías 38: 18,19).
No
pueden glorificar a Dios. “No alabaran los muertos a Dios, ni cantos
descienden al silencio”... (Salmos 115:17).
Es lógico para todas estas cosas es necesaria
la conciencia; por eso dice la Biblia que quien dice hablar con los muertos
esta participando de un engaño satánico. Por eso Dios nos exhorta a no realizar
ésta práctica.
“No sea hallado en
ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación,
ni agorero, ni sortilegio, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni
quien consulte a los muertos”. (Deuteronomio
18:10,11).
La muerte no es el fin de todo. No es el
deseo de Dios que el hombre enfrente la muerte por la eternidad. Por eso envió
a su Hijo Jesús a dar al hombre un mensaje de esperanza.
La Resurrección,
es una de las maravillosas promesas dada por Dios al hombre. Dios dará la
resurrección a todos los que mueren creyendo en Jesús. Por supuesto, los que
rechazaron la oferta de salvación también resucitaran para recibir la
recompensa por sus actos: condenación o muerte eterna.
“Y los que hicieron lo bueno, saldrán a
resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación”. (Juan 5:29).
Teniendo esperanza en Dios, la cual ellos
también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos
como de injustos.
Hechos
24:15
“Porque
el Señor mismo con voz de mando, con voz de Arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en
Cristo resucitaran primero”... (1Tesalonicenses 4:16)
Es necesario tomar
en consideración lo que la Biblia declara con respecto al tiempo en que se
llevaran a cabo las dos resurrecciones de las cuales habla Juan en 5:29, y en
Hechos 24:15. El apóstol declara que habrá efectivamente dos resurrecciones;
una para “vida” y otra para “condenación”; una para “justos” y otra para “injustos” Sin embargo surgen las
siguientes interrogantes. ¿Sucederán al mismo tiempo las dos resurrecciones? o
¿Cuál será primero? ¿La de vida o la de condenación? ¿La de justos o la de
injustos? La Biblia es muy clara en este asunto. En la primera carta a los Tesalonicenses 4:16 Pablo está declarando que
“los muertos en Cristo resucitaran
primero”. Pero ahora surge una pregunta más. Siendo que los justos muertos
de todas las épocas recibirán la vida
primero ¿Qué sucederá con los impíos que igualmente murieron en los diferentes
periodos de la tierra? En el Apocalipsis 20 el discípulo amado contemplando la
escena que corresponde a la segunda venida de Jesús declara:
“Y vi tronos.
Y se sentaron sobre ellos los que recibieron autoridad para juzgar. Y vi las almas de los decapitados por el
testimonio de Jesús y por la Palabra de Dios, que no habían adorado a la bestia
ni a su imagen, y no habían recibido la marca en su frente ni en su mano. Estos volvieron a vivir, y reinaron con
Cristo mil años. Esta es la primera resurrección. Pero los demás muertos no volvieron a
vivir hasta que se cumplieron los mil años.“ (Apoc. 20:4,5).
Resulta
obvio que aquellos que recibieron “autoridad
para juzgar”, los “decapitados”,
aquellos que no “habían adorado a la
bestia ni a su imagen, y no habían recibido la marca” son los justos; y
aquellos muertos de los cuales la Biblia declara que no fueron resucitados sino
hasta después de haber transcurrido mil años, son los impíos. Entonces queda
claro que la resurrección de los justos será a la venida de Cristo por segunda
vez a la tierra y la de los impíos a la tercera venida de Jesús, es decir
después que hayan pasado los mil años.
Dios ha prometido también poner fin entre
tanto a la muerte luego de su venida
gloriosa.
“Y la muerte y el Hades fueron lanzados al
lago de fuego. Esta es la muerte segunda. (Apocalipsis 20:14).
“Enjugara Dios toda lagrima de los ojos de
ellos; y ya no habrá muerte; ni habrá mas llanto, ni clamor, ni dolor; porque
las primeras cosas pasaron. (Apocalipsis 21:4).
“De la mano del Seol los redimiré, los
librare de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh
Seol; la compasión será escondida de mi vista”. (Oseas 13:14).
“Y el postrer
enemigo que será destruido es la muerte”. (1 Corintios 15:26).
(Lea también Ezequiel 37:1-14)
Nota:
Hades.
Este
equivalente griego de she'ôl aparece 10 veces en el Nuevo Testamento. Del Griego
hád's, quizá de dos palabras
griegas, a, que significa "no"
y la forma verbal idéin, del verbo horáÇ, que significa "ver", por lo tanto,
literalmente seria, "no
visto", refiriéndose al mundo invisible. Para los griegos, hád's era tanto el lugar de
los muertos como el nombre del dios de ese lugar (también llamado Plutón por
los romanos). Desde Homero, hád's
equivalía a "sepulcro" o "muerte". El uso de la palabra hád's en el Nuevo Testamento
es esencialmente igual al uso de she'ol en el Antiguo Testamento: era el lugar
de morada transitoria de los muertos, tanto de los justos como de los impíos. Es
importante distinguir entre el "infierno"
hád's (sepulcro o muerte) y el "infierno de fuego" de la palabra griega géenna; gehenna que significa lago de fuego de Mat. 5: 22. Hád's aparece en muchas antiguas tumbas de
Asia Menor con el sentido de "sepulcro"
de fulano de tal. En conclusión la palabra “Hades” significa tanto como sepulcro,
tumba, cementerio.
Seol El hebreo
She'ôl al igual que el griego hád's
se refiere al mundo invisible, el lugar de los muertos, implícito en la palabra
española "infierno", por lo
menos en una de sus acepciones. Pero,
puesto que la palabra "infierno" connota también un lugar de castigo
para los impíos, dicha traducción a menudo produce confusión. Por eso, la Reina Valera ha preferido transliterar los términos hebreo
y griego por "Seol" y "Hades". Esta tendencia en las traducciones modernas
constituye un reconocimiento de la diferencia de significado que existe entre
el "infierno" español, tal como se lo entiende hoy (como supuesto
lugar de tormento eterno), y los términos usados en hebreo y griego.
La íntima relación que existe entre Seol y
muerte resalta en el paralelismo hebreo.
Por ejemplo, en el canto de David registrado en 2 Samuel. 22:2-51
aparece lo siguiente: "Me rodearon
ondas de muerte, y torrentes
de perversidad me atemorizaron.
Ligaduras del Seol me
rodearon; tendieron sobre mí lazos de muerte"
(vs 5, 6). Y en Isaías encontramos: "Pacto tenemos hecho con la muerte, e hicimos convenio con el Seol" (Is. 28:15; cf v
18). En Números. 16:30, 33 y Job 17:16,
el Seol describe la tumba o el reino de los muertos o mas bien lugar a donde
van o estarán los muertos, es decir, a la tumba o al cementerio.
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